viernes, 30 de noviembre de 2012

BENJAMÍN PRADO

Hace demasiado tiempo que no ando por aquí , vamos a disfrutar un poco con el sentir de este  escritor, poeta , articulista y autor de algunas de las letras de el gran Sabina .


              EN EL CAMINO

Han pasado diez años y es un día de invierno .
Tú caminas por las avellanedas.
Y vas junto a esos sauces amarillos que avanzan
por los ríos con luna.

No será como ahora, no tendrás 20 años,
la nieve irá acercándose a tu casa
y el aire verde moverá en tus ojos
sus bosques de cristal y de silencio.
Recuérdalo , hubo un río.
                                   Los árboles vivían.
en el imán del agua.

Por la noche, escuchábamos gotear en las sombras
la canción de los búhos.
Y, luego, la corriente se llevo nuestras cosas.
No sabemos a donde . No sobremos por qué.

Aún estamos aquí
                        pero , de pronto,
han pasado diez años
y tú y yo somos dos desconocidos.
                              



             ECUADOR

Hace falta la noche para ver las estrellas,

Igual que ayer , hoy busco - lo dijo Juan Ramón_
una verdad aún sin realidad,
busco en la tinta verde de todo la que escribo
un planeta sin nombre o una jungla perdida

y hace falta la noche
yo me siento en las sombras,
prendo un fósforo,
tallo mis esmeraldas, construyo mas panales.
todo es igual y todo es diferente.

La vida
que fue un río ,
es ahora un océano,
el pasado es la arena y el agua es el futuro.

Hace falta la noche

Todo esta en mí
lo mismo que un clavo en la madera:
cada paso en la nieve, 
cada luna apagada,
cada piel encendida.


( de LA CLARIDAD DESIERTA)

Ponme tus manos en  los ojos
para guiarme como aún ciego
por el fantasmal laberinto
De mi oscuridad y mi silencio.

Igual que cuando éramos niños
y jugábamos a perdernos
por largos pasillos y alcobas
De un enorme caserón viejo .
Tú apoyabas contra mi espalda
El blanco empuje de tu cuerpo
Mientras me cegaban los ojos,
La suave prisión de tus dedos.

Me guiabas para perderme
En el tenebroso misterio,
sintiendo nuestros corazones
que latían al mismo tiempo.

por los ilusorios caminos
Que inventaban , me iban perdiendo,
paso a paso , gozosamente
En la noche de nuestro juego.

Desde entonces viví soñando
con aquel infantil infierno
por el que tus manos de niña
Me guiaba para perdernos.

( de LA CLARIDAD DESIERTA)

Tú que sabes tantas cosas
dime por qué vuela el pájaro;
por qué crecen las espigas,
por qué reverdece el árbol.

Por qué se alumbran de flores
en primavera los prados.
 Por qué no se  calla el mar.
Por qué se apagan los astros.

Por qué es sonoro el silencio
en la soledad del campo:
y el agua corre a esconderse
Entre su risa y su llanto.

Por qué el viento aviva el fuego
cuando no puede apagarlo.
Por qué el corazón se duerme
si el alma sigue soñando.


(de LA CLARIDAD DESIERTA)

Otra vez esta noche,
cuando estaba esperándote,
me dormí, y en mi sueño
oí una voz llamándome.

Una voz larga y triste,
apenas susurrante,
como un sollozo roto
en los dedos del aire

Una voz melodiosa
que no oyó nunca nadie,
que cuando más se acerca,
más parece alejarse.

La voz de un viento oscuro
que se esconde en los árboles
y hace temblar sus copas
en la luz de la tarde.

Una voz que me llama
y no quiere llamarme
una voz que parece
que se apaga al callarse